En la soledad de estos silencios;
en la sola soledad de tu rostro.
¿Cuanto te he mirado? Y ahora,
tan lejos, en mi dolor no olvido.

Pienso que allí…, en el celeste:
te habrán mirado tus ángeles.
Respetuosos te habrán acogido.
Yo mientras te he sentido.

Vientos de climas creados.
¿Por qué esta tristeza sumada?
¿Por qué estos abismos oscuros?
¡Silencio se estrecha el alba!

Respirando la persecución de afanes.
Sintiendo el triste epilogo de la vida.
Tu fiel memoria me ha recogido,
y mi tristeza se ha sentido rizada.

Dulce instante de sólida materia,
para recordar que quise quererte:
Entre esas caracolas lunares,
Entre esas lunas abrazadas,
Entre esos dorados atardeceres.
Entre esos paisajes de sombras.

¿Pero me escuchas? –oyes-
¡Llama pronto a los ángeles!
Pregúntales, son fieles y dirán:
Que no te olvido, que…
Todos mis esfuerzos son
Por ti y para mi…, para los dos.

Y ahora más tranquilo, vigilo
Sentado en el borde celestial.
En las orillas más pasionales
En los resquicios de la mente abierta.
Creeré en los sabores y recreare:

Qué, en mi debilidad, no te olvido.