¡Ya no miro a su mirada!
Pero con la mía…, la busco.
¡Ya no me aferro a su fuego!
Aunque todavía quema.

Pleno, invado mi cara al viento.
Elevo un suspiro de sensaciones.
Y creo que sus fragantes pétalos,
se disipan entre mis primavera.

Y el dolor no quiere transigir.
Estrangula y dilata mis venas.
Un sentido abierto y pleno,
diluye mi carne en su recuerdo

* * * * *
Nadie pregunta por ella.
Las mariposas se acercan;
visitan el palacio de los recuerdos,
y, listas, dejan su polvo de jade.

Son sus sonidos que emergen,
tranquilos entre su naturaleza.
Sedantes entre sus apariencias.
Ella tímida, reina de sus árboles

Mientras el tono sonrojado,
de su piel blanquecina.
Lánguidamente se exponía,
a los inmensos fríos de la estepa.

* * * * *

¡Llegar a su jardín imperial!
Ver lo noble de sus paseos.
Comprobando las geometrías
Invadidas de hermosos pétalos.

Y ya, con la mente despejada.
Sobrio, retornar al orgullo:
Al día en que una hermosa vela,


flagelaba aquel cariño entendido.