I)
Con visión a tientas, a ciegas mi memoria,
aún se refresca y atiende a los recuerdos,
para ver en la claridad de los ánimos desvelados,
esa sugerencia infinita de las yerbas vertiginosas.

Un horizonte de escarchas en sentimiento profundo;
era la línea mojada de aquel amanecer maduro.
Imagen perfecta para agasajar al rumor recordado
de tantas ilusiones de colores ciertos y sublimes.

Intento perfecto para recrear las alusiones de vida;
un color supremo para abrazarse a las nostalgias,
y dejarse azotar por la calidez atmosférica
del ensimismamiento ambiental de tu certeza.

II)
Allí, entre las puertas abiertas, entre las luces anacaradas.
Dejabas que tus ojos se abrazaran en los sueños,
entre las rectas pasiones de tintas casi musicales;
para ver la trasgresión del verso más espiritual.

Eran unos momentos detenidos, mientras las botellas,
humanizadas por reflejos querían ser acontecer
de un pequeño universo de mundos acuchillados
por rumores de almas de tonos ocres.

Tu espiral perfecta descansaba agitada.
Tu, amante lectora de los soplos de la vida.
En aquel libro de sombras agitaste todo:
la rama benevolente del suspiro más inmenso.

Abandonada en la somnolencia borrosa
de las bóvedas inspiradoras, dejaste que:
la danza espectral del pensamiento se detuviera
deliciosamente en las esquinas de lo agradable

III)
Te veo sentada y siento el vértice de mi mirada,
recorrida por una luz de espaldas permitidas.
Tu serenidad instituida es un asombro dorado
que suavemente se adapta a tu geometría obtusa.

Ser, ver en vacío, para comprender la estructura
de tu acristalamiento de azules mezclados.
Ver con serenidad para entender la construida
finalidad de los tonos variables y conmovidos.

Por el sin fin de la permanencia tuya,
En aquella calidez ambiental que se reconstruía,
con flama intensa para sentir lo invisible
de todas las transformaciones infranqueables.(luzyabsenta)