Hacia el mar, y hacia tu noche,
quise soñar y abrigarme de tu alba.
Entregado en las olas de mi almohada:
deje perseguirme por tus ojos húmedos.

Brillo dueño del ambiente acuoso.
Quise sentirme dios y,
junté mis labios…
Comprendí aquello único.

Ibas prendida de gasas;
tu cintura era espiral de paz,
hermosa imagen blanca,
para recorrer el ocaso.

Mar, venir del mar; hacia el día.
Cuando las sirenas danzan en sueños,
cuando las orillas contemplan,
los velos tranquilos de las mareas.
l
Mar rizado, hermosa arpa de ondas.
Devoradoras tus aguas de astros,
sí, astros…errantes de cabellos dorados.
Dioses y titanes consumidos por tus aguas.

Ir a verte, enamorarme de tus ojos;
ir a acariciarte para entender tus sonidos,
ir a sentir que tus notas son flujos,
cuerdas tensadas por los vientos supremos.

Sentir con agrado tus colores de vicios,
darme a tu blancura y reflejarme.
Sentirme rendido en tus noches,
comprendiendo tu olor de jazmines.

Pedir, en fin, ese abrazo de tus olas.
Aguas capaces de modular la lágrima;
tropezar con tus bellos objetos atrapados,
Despedirme de ti es verte bello: mar.